Ir al Psicólogo está muy bien, pero no va conmigo, ¿o sí?
Resulta curioso la de comentarios que suelo recibir cuando la gente de alrededor se entera de que soy psicólogo terapeuta. Podría escribir folios y folios con todas ellas, pero si tuviera que hacer un resumen sobre cuál es la temática principal, la idea que resumiría todas ellas sería: ¡qué bien!, La verdad todos deberíamos ir al psicólogo, porque con el ritmo de vida que llevamos ¡cualquiera aguanta!
Creo que desde que me licencie no sé cuántas veces habré oído ese comentario, pero como el ser humano se acostumbra a todo, ya ni le hacía ni caso, ponía cara de póquer y asentía con el resto del cuerpo.
Curiosamente, el otro día, me encontré con una persona que me consta que no está pasando por su mejor momento, (problemas en el trabajo y en la pareja), como hacía tiempo que no coincidíamos empezamos a hablar y me pregunto por mi actividad, por mi consulta, por mis pacientes, si me iba bien y me animaba a que haga publicidad en las redes, que la gente utiliza muchos esos servicios y que hoy en día, todo el mundo necesita un psicólogo, etc.
Sabiendo por la situación que estaba pasando, se me ocurrió preguntarle, si él estaba yendo a uno, y la cara que me puso, me impactó. Era como si eso no fuese con él, que él, aunque tenga alguna dificultad en su vida, no contemplaba ir a un especialista, ni se le había pasado por la cabeza.
Me pongo a reflexionar sobre esa frase, y creo sinceramente que, de alguna forma, aunque está muy de moda hablar sobre la salud mental, en determinados estratos sociales, no se ha superado todavía el concepto de que acudir a un psicólogo es para gente que está loca, o que de alguna manera nos puede encasillar como que estamos locos. La verdad, como ya he dicho antes no seré yo quien diga a nadie cómo ha de afrontar sus problemas, pero tampoco seré quien no diga que ir al psicólogo para problemas referidos al bienestar emocional no solo no es de locos sino que es lo que más nos aleja de aquello que se entiende por loco. (Solo explicar lo relativo de este concepto, nos daría para un libro entero). Así es, el hecho de consultar con un profesional, es en sí mismo un acto de total cordura, es aceptar que no se está pasando por un buen momento y a sabiendas de que igual se puede superar solo, acudo a un profesional para ver su punto de vista, así amplio la gama de estrategias de afrontamiento que me aportaran mayores recursos para enfrentarte a los avatares de día a día, y eso en sí, siempre es positivo.
Por otro lado, si nos centramos en las aportaciones de grandes estudiosos de la mente, de su funcionamiento y de sus patologías, (Paul Watzlawick, Giorgio Nardone, Steve de Shazer) todos vienen decir, que las grandes patologías mentales se producen por la exacerbación de soluciones intentadas por la persona a la hora de afrontar problemas menores, que no han valido para solventarlos. Lo que vienen a decir es que muchas veces cuando nos enfrentamos a una situación que nos está generando malestar, probamos una solución determinada y si esta no nos lo soluciona, lejos de aplicar otra distinta, seguimos aplicando la misma una y otra vez. Esto genera aún más malestar. Sin querer, lo que conseguimos aplicando dicha estrategia, lejos de mejorar la situación la empeoramos, el problema se agranda, se instala en nuestra mente y acaba haciéndose más presente, produciéndose un trastorno mayor y de más difícil solución. Esto se observa en la práctica clínica a diario en casos como la ansiedad, los ataques de pánico y en los trastornos obsesivos compulsivos, por citar los comunes.
Así que como psicólogo me gustaría remarcar, que cada uno puede afrontar los problemas de la manera que quiere, pero a nivel de salud mental, será más conveniente acudir a resolver pequeñas disfunciones, que esperar a que se consoliden y se transformen en trastornos más graves.