Pánico
El pánico es probablemente una de las emociones mas arcaicas que posemos, aunque ahora este revestida de una connotación negativa, es indudable la función tan importante que ha cumplido y cumple en la supervivencia del ser humano. Ante cualquier sensación de peligro el miedo nos hace reaccionar de una forma que esta orientada a la supervivencia, tal vez con una huida a tiempo, tal vez quedando quietos, tal vez evitando o tal vez activando nuestro cuerpo para defendernos de una posible agresión.
Cuando los sentidos perciben algún estimulo capaz de provocar una sensación amenazante, la información de miedo toma el siguiente camino a través del cerebro.
Cuando los sentidos perciben algún estimulo capaz de provocar una sensación amenazante, la información de miedo toma el siguiente camino a través del cerebro.
¿Qué fases tiene el pánico?
Lo primero se activa la amígdala, que es el principal núcleo de control de las emociones. Esta manda mensajes a todas las estructuras cerebrales desencadenándose la clásica reacción del miedo. (sudoración de manos, taquicardia, aumento presión sanguínea, descarga de adrenalina). Todo esto sucede antes de que la mente haya notado algo. «Antes de saber que tenemos miedo lo experimentamos».
Solamente después de que la respuesta al miedo se ha activado, la mente consciente entra en funcionamiento. Dependiendo del tipo de estímulo se activará una parte u otra del cerebro. Los estímulos visuales y auditivos se elaboran en el tálamo, las sensaciones olfativas y táctiles atraviesan el tálamo dirigiéndose directamente a la amígdala. Otra parte del cerebro más primitiva que juega un gran papel es el núcleo basal terminal estriado ya que perpetua la reacción del miedo provocando el malestar de larga duración típico de la ansiedad.
Por último, como parte importante en esta reacción fisiológica del miedo no encontramos con el Hipocampo, centro de la memoria, vital para almacenar las informaciones que provienen de los sentidos cargadas del bagaje emocional recibido durante su recorrido a través de la amígdala.
¿Cómo reacciona el cuerpo?
Alentando al cerebro. La amígdala desencadena una serie de cambios químicos y hormonales que ponen a todo el organismo en modo de alerta.
Incremento de las hormonas del estrés: Respondiendo a las señales del hipotálamo y la glándula pituitaria, las glándulas suprarrenales segregan grandes niveles de cortisona. El exceso de cortisona cortocircuita las células del hipocampo, haciendo difícil la organización de la memoria de un trauma o de una experiencia estresante. Es por esto que muchas veces después de un suceso estresante o de PTS (trastorno por estrés postraumático) pueda no recordarse bien lo acontecido ya que los recuerdos pierden coherencia y se vuelven fragmentados.
Aumento del latido cardiaco, el corazón late más fuerte, la presión de la sangre aumenta y los pulmones se hiperventilan. Aumenta la sudoración y las terminaciones nerviosas bajo la piel entran en acción provocando la piel de gallina.
La adrenalina se descarga hacia los músculos, preparando para la acción o para la huida.
¿Porqué tenemos miedo cuando no hay motivo para ello?
Como hemos visto, las reacciones fisiológicas de alarma típicas del miedo se disparan antes y de manera autónoma de la activación de las zonas más evolucionadas del cerebro, es decir, de la parte donde se alberga los procesos cognitivos. Esto significa que la sensación de miedo es mucho más rápida que cada uno de nuestros pensamientos y elaboraciones mentales.
Cuando nuestra mente en esa elaboración mental confunde el sano dispositivo de alarma típica del miedo con algo peligroso porque se dispara fuera de su control, es entonces cuando se inicia la escala al pánico. Una interpretación errónea por parte de la mente a una reacción fisiológica puede llevar a una reacción de pánico. Una vez que se dan estas primeras experiencias de pánico, el organismo ya no necesita estímulos externos para iniciar aquella cadena de eventos psico-fisiológicos y la mente ya puede hacerlo todo sola. Será suficiente una imagen mental para inducir las emociones y las reacciones de fisiológicas que llevan al ataque de pánico.
Por tanto, el miedo se sienta sin saber que se siente, el cerebro moderno interpreta esa sensación, si no se hace de una forma funcional, puede llevar a una mala interpretación que se generaliza y nos producirá un miedo anticipatorio. El pánico se ha instalado en nosotros.