Equilibrio corazon cerebro

¿Por qué no se acude al psicólogo?

Desde de tiempos de Hipócrates, Aristóteles y Galeno, a los comportamientos más extravagantes o aquellos que se salían de los estándares de la época, así como a los estados emocionales de tristeza y melancolía se les venía a llamar enfermedades del alma o de los humores. Patologías asociadas de alguna manera con algo más desconocido que las enfermedades del cuerpo y por lo tanto más difíciles de explicar desde el reduccionismo medico de casusa-efecto. A lo largo de la historia todas las enfermedades o trastornos fueron asociándose a problemas del alma, de estar poseído por demonios y poco a poco se procuraba apartar de la sociedad a toda persona sospechosa de padecer algún trastorno mental.  Esto provocó que la gente susceptible de padecerlos los mantuvieran en silencio para no ser victimas de todo el estigma social que se producía. Actualmente gracias a los descubrimientos realizados por disciplinas como la neurología, psiquiatría, psicología, neurobiología, antropología junto con los cambios propios de la sociedad (cambio del estilo de vida, nuevas exigencias, mayores inseguridades, mayor cuidado por la salud en general) se ha ido cambiando el punto de vista de la salud mental. Ahora de alguna manera se admite la importancia de tener un equilibrio emocional, de que dicho equilibrio esta en relación con el cuidado del resto del cuerpo. Cada vez está más extendida la idea de que, no por pedir ayuda a un profesional de la salud mental, se ha de estar loco en el sentido que antiguamente se le asignaba a esa palabra; incluso hoy en día en determinados ambientes es todo lo contrario; ir a un psicólogo te da caché y se alardea de ello. Pero más allá de esos pequeños círculos sociales donde esto ocurre, la realidad es que a día de hoy a las personas les sigue costando acudir a un especialista, sigue habiendo determinados prejuicios bien arraigados en el inconsciente colectivo que vamos a intentar de desenmascarar:
  • La piscología no vale para nada porque no es una ciencia exacta.
De hecho, no lo es, no se puede asumir que todo funciona igual para todas las personas o incluso que la misma cosa funcionara para la misma persona en diferentes épocas de su vida. Más allá de poder entrar a discutir que este mismo problema lo tienen muchas disciplinas médicas (claro ejemplo a día de hoy el COVID y como afecta a distintas personas de distinta manera) y sin embargo se confía en ellas. Lo que si está totalmente refutado es que las herramientas que usan los profesionales de la psicología cuentan con la suficiente evidencia empírica. Será misión fundamental del psicólogo saber ajustar las expectativas de la psicoterapia con las de cada paciente.
  • Lo que hace el psicólogo lo hace un amigo.
Qué duda cabe que el apoyo social es una herramienta muy importante para poder afrontar las adversidades en la vida. El aporte de amigos y familiares es uno de los recursos más importantes para un buen equilibrio emocional y la prevención del estrés. Por otro lado, los psicólogos gracias a su formación, tiene competencias profesionales que pueden complementar y enriquecer los recursos de los pacientes. Dicho de otra forma, los psicólogos asumen su tarea de acuerdo a métodos científicos, principios éticos en el diagnostico y en el tratamiento. Su papel no se puede comparar con el de los familiares y amigos.
  • La Psicología es para personas que tienen problemas muy graves.
Si bien en el pasado, como ya hemos comentado esa era la creencia mas generalizada, actualmente es todo lo contrario ya que la mayoría de las personas que acuden a una consulta, lo que demandan es superar pequeños momentos de inestabilidad emocional surgidos por las dificultades cotidianas y las situaciones de estrés desbordantes que afectan a nuestra calidad de vida. Por eso es necesario aprender pequeños recursos que nos ayuden a enfrentarnos a esas exigencias. Papel en el que el psicólogo se ha especializado en las últimas décadas.
  • Miedo a contar demasiadas cosas sobre mí.
Abrirse a otra persona no es una tarea fácil, sea un persona conocida o desconocida siempre cuesta contar cosas sobre nosotros mismos. Curiosamente a algunos les cuesta más hacerlo con gente conocida y a otros con desconocidos. El psicólogo a través de la escucha activa, saber no juzgar, desarrollo de empatía deberá crear el clima adecuado para que la personas se encuentre a gusto y sea ella la que decida qué, cómo y cuánto contar.
  • Excesiva confianza en los Psicofármacos.
Resulta evidente que en los últimos años se ha producido un gran avance en el desarrollo de los psicofármacos. Cada vez los efectos están más ajustados y con menos efectos secundarios. A pesar de esto, no todos los fármacos solucionan todos los problemas, muchas veces enmascaran el síntoma, pero el problema sigue. La realidad es que el tratamiento combinado, que aúna el enfoque psicológico y el farmacológico (cuando este último se requiere), ha demostrado ser el más eficaz para múltiples trastornos mentales. Por este motivo, una intervención multidisciplinar siempre ofrecerá resultados potencialmente más favorables.
  • No se puede hacer nada para mejora lo que me pasa:
Después de mucho tiempo, recursos y energía tratando de resolver sus propias incomodidades de forma independiente, una persona a menudo siente que su situación no puede mejorar o que está condenada a vivir con su propio estilo de vida. Afortunadamente, hoy se sabe que incluso los problemas emocionales a largo plazo pueden tratarse eficazmente en terapia. Como corolario tal vez podríamos decir que si bien un psicólogo no tiene una bolita mágica donde es capaz de solucionar todos los problemas, si se puede afirmar que a día de hoy si es una persona con un conocimiento bastante empírico sobre determinados problemas  que los puede usar para ayudar a alguien que en un momento dado,  lo necesite.

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